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El coronavirus y el fin del ecologismo radical

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Una de las consecuencias que podrá traer la epidemia del virus chino es que, la especie de divinización de la naturaleza que han querido imponernos los movimientos ecologistas y más recientemente desde el propio Vaticano, tendrá que ser enviada al baúl de los recuerdos.

El mito de la «madre tierra»

En efecto, se nos ha querido inculcar que la naturaleza ‒o como dicen, la “Madre tierra”‒ pura y originalmente no contaminada, posee un equilibrio idílico que el hombre con su contaminación estaría destruyendo.

La naturaleza, por su parte, se vengaría del hombre con toda especie de catástrofes naturales. Y como, para ellos, el hombre es parte de la naturaleza,  su destrucción sería también la ruina del equilibrio dentro del propio hombre.

Una patraña panteísta

No nos dejemos engañar: la idea de que el hombre y la creación son una misma cosa, no es otra cosa que la reedición de las antiguas patrañas del panteísmo.

Los «derechos de los animales» atropellan derechos del hombre

El gobierno del hombre

La extensión de esta epidemia, más bien una pandemia, nos muestra que la naturaleza produce desequilibrios y enfermedades. El hombre debe gobernarla con sabiduría y hacerla servir a sus necesidades: no es el hombre quien debe servir a la naturaleza.

Pensemos por un instante qué ocurriría si dejáramos la solución de la epidemia a la naturaleza sola, sin participación del hombre

La Revelación [1] nos enseña que la creación fue confiada al cuidado y al gobierno del hombre en vista del fin último que es Dios. El hombre tiene el derecho, porque tiene el deber, de administrar la creación material, gobernarla y tomar de ella lo que es necesario y útil para el bien común. Dios confió la creación al hombre, a su intervención según la razón y a su capacidad de dominación.

El hombre debe ser el regulador de la creación y no al revés.

Finalmente, como una nota a pie de página, es curioso constatar que las numerosas catástrofes ecológicas previstas con fecha por autoridades o científicos no se han realizado. Sin embargo, la propaganda catastrofista continúa. No tardarán en decir que le epidemia es causada por la deforestación…

[1] «Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó. Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra.» (Génesis 1:28)

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24/03/2020 | Por | Categoría: Coronavirus
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