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China impide una investigación sobre origen del Covid

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Científicos que fueron a estudiar el origen del Covid acusaron a China
de no divulgar los datos de la pandemia «ni entonces ni ahora»

Una investigación publicitada

Con gran cobertura mediática, a mediados de enero se difundió la noticia de una misión de la OMS en China, con el fin de investigar los orígenes de la pandemia COVID-19, justo allí donde todos sospechan que comenzó: Wuhan.

Compuesto por científicos de diversas nacionalidades, la misión debía durar catorce días, que es el período de cuarentena. Tras la visita al hospital «cero» de Wuhan, también se planificaron paradas en otros hospitales, laboratorios y mercados, incluido el de Huanan. Por su parte, las autoridades chinas se habían comprometido a cooperar plenamente, poniendo a disposición todos los registros científicos y facilitando reuniones cara a cara con académicos locales. La misión había sido precedida por una larga negociación, no exenta de obstáculos, entre China y la agencia de salud de la ONU.

Para China, la investigación de la OMS en Wuhan fue políticamente muy delicada. De hecho, se sospecha que Pekín había manejado mal la fase inicial de la epidemia, e incluso de haber fabricado el virus, acusaciones siempre rechazadas por las autoridades comunistas que, en cambio, señalan con el dedo los productos congelados occidentales.

China esperaba un triunfo diplomático

La misión de la ONU fue una oportunidad histórica para aclarar la situación. Para China, una «fórmula de absolución» habría significado un gigantesco triunfo diplomático.

Las dificultades comenzaron ya durante las negociaciones, definidas por el secretario general de la OMS, Tedros Ghebreyesus, como «sencillas» (en lugar de las tradicionales «sencillas y amistosas»).

Tampoco faltaron las controversias políticas. China había advertido a Estados Unidos que no politizara la pandemia, luego de que la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, pidiera a los expertos de la OMS que llegaron a Wuhan que «profundizaran» en la investigación sobre la propagación del virus.

Sin embargo, las cosas no salieron como querían los mandarines de Pekín.

Ya durante la estancia de la misión en territorio chino, las pocas declaraciones filtradas indicaban un fuerte malestar. Mientras que algunos miembros deseaban que la misión tuviera «un resultado feliz», otros la llamaron «un gran paso adelante». Un miembro calificó la hipótesis del virus escapado como un «escenario de ciencia ficción».

Era obvio que no se quería disgustar a la dictadura comunista.

El disgusto de los científicos

Sin embargo, algunas palabras de disgusto terminaron por filtrarse. El científico Peter Daszak habló de «discusiones francas» con colegas locales. Otro se quejó del «calendario de contactos todavía opaco». El propio Tedros Ghebreyesus se declaró «irritado».

Cuantos más días pasaban, más rumores sobre métodos y resultados crecían.

China se negó a compartir datos clave

La bomba, sin embargo, estalló cuando los miembros de la comisión regresaron a casa. Libres de las garras de Beijing, denunciaron públicamente que las autoridades chinas «se negaron [a compartir] algunos datos clave» para sus investigaciones.

Uno de los miembros del equipo, el microbiólogo Dominic Dwyer, se quejó de que cuando se les pedía que obtuvieran datos brutos sobre los pacientes de los primeros casos, los expertos solo recibirían un resumen de los chinos. El propio jefe de la misión, Peter Ben Embarek, expresó su «frustración» por la falta de acceso a la información solicitada.

En declaraciones a CNN, Embarek dijo que las cifras que la misión de la OMS encontró en Wuhan no coinciden con las publicadas por el gobierno. Según él, la pandemia ya estaba fuera de control en diciembre de 2019.

Embarek no solo critica la falta de transparencia de las autoridades chinas, sino también su fluidez en la manipulación de datos científicos. Por ejemplo, ante 72.000 infectados en octubre, las autoridades chinas reconocieron como pacientes COVID solo 92.  “Nos gustaría saber con qué criterio pasaron de 72.000 a 92”, dijo Embarek, no sin ironía.

Igualmente, contundente, en declaraciones a Reuters, Dominic Dwyer también acusó a China de no divulgar los datos de la pandemia «ni entonces ni ahora».

Incluso desde Estados Unidos, a pesar de que Donald Trump ya no está en la Casa Blanca, han llegado fuertes críticas.

Intervenciones o adulteraciones del gobierno chino

Un portavoz expresó «preocupaciones» por el resultado de la investigación realizada en China y «preguntas» sobre cómo se llevó a cabo, evocando el espectro de «intervenciones o alteraciones» por parte del gobierno chino. A través de la boca del asesor de seguridad nacional Jake Sullivan, la administración Biden pidió a Beijing que «pusiera a disposición sus datos de los primeros días de la epidemia».

Finalmente, el Secretario General de la OMS se vio obligado a afirmar que “todas las hipótesis permanecen abiertas y requieren un mayor análisis y estudio”. ¡Muy diferente de una declaración absolutoria!

Julio Loredo

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25/03/2021 | Por | Categoría: Coronavirus
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