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La Iglesia, moderno centro de embate entre la Revolución y la Contra-Revolución

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En 1976 ‒hace, por lo tanto, 42 años‒ Plinio Corrêa de Oliveira afirmaba que la lucha entre el progresismo y el comunismo, por una parte, y los católicos fieles a la tradición de la Iglesia, por otra, se daría por un conflicto dentro de la propia Iglesia.

“En 1959, fecha en que escribimos Revolución y Contra-Revolución, la Iglesia era tenida como la gran fuerza espiritual contra la expansión mundial de la secta comunista. En 1976, incontables eclesiásticos, inclusive obispos, figuran como cómplices por omisión, colaboradores y hasta propulsores de la III Revolución. El progresismo, instalado por casi todas partes, va convirtiendo en leña fácilmente incendiable por el comunismo el bosque otrora reverdeciente de la Iglesia Católica”.

Trecho extraído del libro Revolución y Contra‒Revolución. Bajarlo gratuitamente

“En una palabra, el alcance de esta transformación es tal que no dudamos en afirmar que el centro, el punto más sensible y más verdaderamente decisivo de la lucha entre la Revolución y la Contra-Revolución se desplazó de la sociedad temporal a la espiritual y pasó a ser la Santa Iglesia en la cual se enfrentan, de un lado, progresistas, cripto-comunistas y pro-comunistas, y de otro, anti-progresistas y anti-comunistas”. (*).

(*) Nota: Desde los años 30, con el grupo que más tarde fundó la TFP brasileña, empleamos lo mejor de nuestro tiempo y de nuestras posibilidades de acción y de lucha, en las batallas precursoras del gran combate interno de la Iglesia. El primer lance de envergadura en esa lucha fue la publicación del libro “Em Defesa da Ação Católica” (Editora Ave Maria, San Pablo, 1943), que denunciaba el resurgimiento de los errores modernistas, incubados en la Acción Católica del Brasil. Cabe mencionar también nuestro posterior estudio “A Igreja ante a escalada da ameaça comunista – Apelo aos Bispos Silenciosos” (Editora Vera Cruz, San Pablo, 1976, pp. 37-53). Hoy, transcurridos más de cuarenta años, la lucha está en su clímax y deja prever desdoblamientos de amplitud e intensidad difíciles de medir. En esta lucha sentimos con alegría la presencia, en los cuadros de las TFPs y entidades afines, de tantos nuevos hermanos de ideal, en más de veinte países, en los cinco continentes. También en el campo de batalla es legítimo que los soldados del bien se digan unos a otros: “Quam bonum et quam jucundum habitare fratres in unum” – “Cómo es bueno y regocijante que los hermanos habiten en uno” (Ps. 132, 1).

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07/09/2018 | Por | Categoría: Crisis de la Iglesia
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