El camino sinodal alemán no solo tiene como objetivo cambiar la Iglesia en Alemania desde sus cimientos, sino que quisiera influir en la Iglesia en todo el mundo. En otras palabras, una revolución eclesial de alcance universal.

El «Camino sinodal alemán» y Mayo de 1968

Mucho se ha escrito sobre el «Camino sinodal alemán». Aquí tratamos de reducir toda esa maraña enredada de propuestas heréticas y paracismáticas a conceptos más al alcance del lector con un conocimiento medio de los asuntos de la Iglesia.

Si pudiéramos decirlo brevemente, diríamos que el «Camino» es un intento de hacer aprobar por la Iglesia algo en la línea del famoso evento de 1968: la revolución sexual, el feminismo, las uniones alternativas (matrimonios de todo tipo) y todo eso, en paralelo con una visión radical e igualitaria de la sociedad y de la política.

¿Qué pensar del llamado Camino Sinodal?

Una revolución en la Iglesia

Otro elemento simple pero indispensable de comprender es el siguiente: el camino sinodal no solo tiene como objetivo cambiar la Iglesia en Alemania desde sus cimientos, sino que quisiera influir en la Iglesia en todo el mundo. En otras palabras, una revolución eclesial de alcance universal. Sus exponentes más conocidos lo dicen abiertamente, tanto entre los obispos como entre los laicos. Algunos expresan una viva alegría también por el hecho de que los temas que plantean se discutan ahora en muchos otros países del planeta. Esto, según ellos, ya es un resultado importante.

Ahora queda por verse si tal plan para convencer a todos de la bondad de las ideas y propuestas del «Camino» sinodal alemán es realista. En otras palabras, ¿su radicalismo extremista será aceptado por un número significativo de obispos o por una parte significativa de la Iglesia católica universal? ¿O es algo demasiado amargo para engullir, con el riesgo de despertar reacciones vivas?

Papel de los extremistas

Y si algo no funcionase ahora como lo desean los más extremistas, ¿significará esto que la radicalidad de las propuestas y conclusiones del «weg» podría decirse que es inútil?

Respondemos a esta pregunta con las palabras de Plinio Corrêa de Oliveira quien, en el ensayo «Revolución y Contrarrevolución«, refiriéndose a las marchas del proceso revolucionario, una lenta y otra rápida, afirma:

«Es necesario estudiar el papel de cada una de esas velocidades en la marcha de la Revolución. Se diría que los movimientos más veloces son inútiles. Sin embargo, no es verdad.

“La explosión de esos extremismos levanta un estandarte, crea un punto de mira fijo que, por su propio radicalismo, fascina a los moderados, y hacia el cual éstos se van encaminando lentamente. Así, el socialismo repudia al comunismo pero lo admira en silencio y tiende hacia él. Más remotamente, lo mismo se podría decir del comunista Babeuf y sus secuaces en los últimos destellos de la Revolución Francesa. Fueron aplastados. Pero lentamente la sociedad va siguiendo el camino hacia donde ellos la quisieron llevar.

El fracaso de los extremistas es, pues, sólo aparente. Ellos colaboran indirecta, pero poderosamente, con la Revolución, atrayendo en forma paulatina a la multitud incontable de los “prudentes”, de los “moderados” y de los mediocres, para la realización de sus culpables y exacerbados devaneos”.

Si transferimos este concepto al Camino Sinodal y su revolución eclesial mundial, vemos que el Camino Sinodal alemán ha levantado una bandera que indica hacia dónde quieren llegar en última instancia. Los observadores más lúcidos de todos lados han visto la importancia del “weg“ alemán para el conjunto del proceso de sinodalidad por el Papa Francisco. Sin embargo, se suponía que algunos activistas progresistas, mucho más apasionados que previsores, en ocasiones se sentían frustrados, al no comprender en el plano inmediato cuál era la utilidad de la bandera enarbolada por sus correligionarios.

por Mathias von Gersdorff