Otros entendidos opinaron que esta medida que impide la selección de alumnos significará retrasar en dos años la ‘operación’ de los liceos públicos de excelencia. «La medida refleja una cuestionable desconfianza hacia los mejores, (…) Esta medida obliga a los sectores medios y bajos a permanecer demasiado tiempo en una educación mediocre, aumentando las brechas con los estudiantes de altos ingresos. Muchos países que ‘experimentaron’ medidas similares disminuyeron su movilidad social» (cf. ídem).

Igualmente se manifestaron contra el Proyecto el arzobispo de Concepción, Monseñor Ricardo Ezzati y la presidente de la Sociedad de Instrucción Primaria, Sra. Patricia Matte. La Sra. Matte declaró que, «el tema de la selección y del lucro no tiene nada que ver con una educación buena.» (Cf. «El Mercurio», 11 de abril).

En definitiva, según opinión casi unánime de los expertos en la materia, la nueva Ley General de Educación, lejos de resolver los problemas crónicos de la educación en Chile, no hará sino agravarlos.

Los mismos males que ha producido la intervención estatal, en todos los campos en que ha pisoteado las libertades individuales, se harán sentir en la educación. Con el agravante de que en la educación produce graves consecuencias a largo plazo y son difíciles de revertir.