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Píldora que mata, pero esclarece

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Quienes se oponen a la difusión de la pastilla son “sediciosos”

Confirmando la tesis del ilustre pensador católico sobre el carácter liberal de la Revolución, los diputados Antonieta Saa y Guido Girardi declararon, al comentar las palabras del Cardenal Errázuriz, lo que otros políticos socialistas más prudentes juzgaron prematuro decir, al menos por ahora: «Lo que está haciendo la Iglesia Católica (al decir que se debe obedecer a Dios antes que a los hombres) es un llamado a la desobediencia civil y puede considerarse como sedición. Para Girardi el accionar del Prelado es ilegal» (cfr. «El Mercurio», 5-V-2004).

Ante esas actitudes prepotentes de parlamentarios de la Concertacion, el Arzobispo de Concepción, Mons. Antonio Moreno declaró oportunamente: «El Gobierno muestra una actitud totalitaria y de falta de tolerancia. Estamos viviendo una dictadura de aquellos que se dicen que son tolerantes y en aras de ella actúan con una prepotencia propia de regímenes que creíamos ajenos al mundo en que vivimos» (cfr. «El Mercurio», 9-V-2004).

Vacilaciones y contradicciones de la oposición

Veamos ahora las reacciones que la píldora produjo entre los representantes y líderes de la oposición.

Las primeras reacciones que llamaron la atención fueron las del Alcalde (UDI) de San Bernardo, Francisco Miranda, quien, no sólo declaró a favor de su difusión, sino que llegó a amenazar a los Alcaldes que se opusieran por razones de conciencia, que podrían ser enjuiciados «por grave abandono de sus deberes».

Con relación a lo expresado por el Cardenal, de que se debe obedecer a Dios antes que a los hombres, declaró: «Si fuéramos una república cristiana, como las islámicas, tendríamos que obedecer lo que dice nuestra máxima autoridad religiosa.» (cfr. «El Mercurio», 4-V-2004). O sea, para él, el Cardenal sería comparable a un ayatolah fundamentalista y los católicos tendrían derecho a ser incoherentes.

Los dirigentes de la UDI, en vez de desautorizar o corregir al alcalde, como correspondería, «resolvieron no dar orden de partido a sus ediles en un tema que resulta controversial En donde hubo concordancia plena es que la UDI tiene en sus declaraciones de principios el derecho a la vida, cuestión donde el aborto resulta contrario» (cfr. «El Mercurio», 8-V-2004).

En otras palabras, esos dirigentes resolvieron dejar de lado la Declaración de Principios, que declara que el aborto es un mal. Finalmente el Partido terminó de «esquivar» el problema de conciencia, oponiéndose a la difusión de la píldora por meras razones técnicas, pues en los consultorios municipales no existirían «las condiciones técnicas para hacerlo» (cfr. «El Mercurio», 15-V-2004)

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21/06/2004 | Por | Categoría: Política y valores

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