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Píldora que mata, pero esclarece

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La “píldora del día siguiente”

Mucho se ha dicho sobre los efectos abortivos de la llamada «píldora del día siguiente»; no pretendemos aquí insistir en este aspecto del asunto. Juzgamos más oportuno analizar las diversas reacciones que el tema produjo en los diversos sectores de la vida nacional.

Muchos lectores recordarán que en las clases de química había una experiencia que llamaba la atención de los niños. El profesor vertía en diferentes tubos de ensayo que contenían sustancias líquidas incoloras e indefinidas, un mismo óxido. Conforme las reacciones que este óxido producía en cada uno de los tubos, éstos iban adquiriendo un color distinto. Así se podía conocer la sustancia que contenían.

Algo semejante ocurrió en los meses de abril y mayo pasados. La «píldora del día siguiente» fue un óxido venenoso que sirvió para conocer muchas mentalidades, por las reacciones que produjo. Le propongo al lector que hagamos la experiencia analizando las principales de ellas.

El Gobierno impone la píldora en nombre de la libertad y de la igualdad

Eludiendo el carácter abortivo de la píldora, el Gobierno promueve su distribución gratuita, alegando que, con ella, los chilenos seríamos más iguales y más libres. El Presidente Lagos fue claro al respecto: «Y para que todos tengan libertad para elegir el Estado tiene que darles recursos para que ellos también puedan elegir queremos que cada chileno sea libre Sería muy injusto que el que tiene plata va y la compra, y el que no tiene no puede hacerlo» (cfr. «El Mercurio», 7-V-2004)

O sea, la actitud del Gobierno fue de revivir el espíritu de lucha de clases, según el cual pretende nivelar a todos los chilenos en la condición de potenciales asesinos de inocentes.

Otro aspecto importante que revelan estas declaraciones del Presidente Lagos es el concepto que él y su Gobierno tienen de la democracia: «nos costó mucho recuperar la democracia para que no se nos obligue a nada» (cfr. idem). En otras palabras, toda imposición, aunque sea en defensa de la vida, sería inaceptable, como si no hubiese Moral objetiva. Es propiamente la esencia del liberalismo.

No nos engañemos, esta mentalidad radicalmente igualitaria y liberal tiene un fondo dictatorial. Al respecto Plinio Corrêa de Oliveira escribió: «Cuando la Revolución proclama la libertad absoluta como un principio metafísico, lo hace únicamente para justificar el libre curso de las peores pasiones al liberalismo poco le importa la libertad para el bien, sólo le interesa la libertad para el mal. Y cuando está en el poder, fácilmente y hasta alegremente quita al bien la libertad, en la medida de lo posible, mientras protege, favorece, prestigia de muchas maneras la libertad para el mal. (…) Así el liberalismo es fruto del mismo árbol que el igualitarismo» (cfr. «Revolución y Contra- Revolución», pp. 68 y 69, ediciones Paulinas, 1968, Santiago, Chile).

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21/06/2004 | Por | Categoría: Política y valores

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