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Vence quien confía en la protección de la Virgen María

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Nuestra Señora de la Confianza nos llama a confiar en medio de la epidemias del Coronavirus
Nuestra Señora de la Confianza, venerada en el  Pontifício Seminario Romano. En 1837 protegió a los seminaristas de la  virulenta epidemia de influenza

¿Por qué Dios permite que pasen por dificultades y derrotas quienes hacen todo para mantener la fidelidad a sus enseñanzas? ¿Por qué no les concede de inmediato la victoria?

Quienes conocieron de cerca a Plinio Corrêa de Oliveira son testigos de que en los momentos de las más graves aflicciones, jamás perdió la tranquilidad y siempre confió en la Providencia Divina.

Su confianza en la Santísima Virgen nunca fue conmovida, aún en medio de las mayores dificultades, ante problemas aparentemente insolubles. Transcribimos uno de sus numerosos comentarios alentando a tener esa confianza.

«Mientras más dificultades encontremos, y seamos humillados, rechazados y despreciados, si, a pesar de todo, confiamos con una confianza mayor que el peso del rechazo, debemos tener la certeza de que seremos atendidos.

«¿Quieren medir el tamaño de la victoria? Mídanla por el tamaño de la humillación, por el tamaño del fracaso; mídanla por el tamaño de la imposibilidad aparente de conseguir algo.

«Doy mucha importancia a esa regla. Ella debe formar parte de nuestro estado de espíritu habitual cuando hacemos planes, concebimos esperanzas y ejecutamos proyectos.

La confianza en Dios en los momentos difíciles

«La derrota no importa tanto. La única derrota verdadera para nosotros consiste en no confiar. ¡Si confiamos, venceremos!

La única derrota verdadera para nosotros consiste en no confiar.
La única derrota verdadera para nosotros consiste en no confiar.

«No debemos pensar que está preparado un paseo triunfal hasta la victoria para nosotros “ un paseo con los aplausos de todos. Pocas veces a lo largo de la Historia la Iglesia ha vencido así. Y cuando vence de este modo, frecuentemente viene luego una derrota.

«La verdadera victoria durable, en principio, viene de una confianza en el absurdo. Ante lo paradójico, lo inverosímil ‘aquello que se diría que no podría ocurrir’ debemos poner nuestra confianza serena en la Santísima Virgen.

«Es duro el camino. Y porque es duro es la vía de la Cruz. Los caminos suaves no son los rieles de la verdadera victoria.

«No fue así que  venció la Iglesia Católica. La victoria es la de la Cruz, en la que todo es difícil, complicado y, en la apariencia, no tendrá éxito. El hombre que confía es el verdadero vencedor”.

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11/09/2022 | Por | Categoría: Ideal de sociedad
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