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La realidad de la leyenda (video)

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Del fondo del corazón añadimos algo de creativo a aquello que vemos, oímos y palpamos con las manos. Eso se llama poesía, eso es la leyenda.

Todas las personas añaden algo de poético al mundo. A todas las cosas añadimos algo de poético. Es una necesidad inevitable. Canciones, historias y poesía son la bella túnica con la cual nuestro espíritu reviste al mundo.

Las personalidades que surgen de la imaginación, como los héroes, las grandes figuras de la Historia –Carlomagno, por ejemplo – son las que se ponen para la fantasía de un pueblo como representantes de fuerzas superiores y misteriosas.


Es como si los hombres del día a día, en su sed de maravilloso adornasen a los grandes personajes con fuerzas y poderes que ellos en la realidad no llegaron a tener. Ellos desean que así hubiese sido en el pasado, porque el hombre no puede vivir sin lo maravilloso.

En casi todos los países se piensa en tesoros enterrados y en sus guardianes, en castillos fantásticos, en campanas sumergidas que emergen de las profundidades y que repican.

Por eso existe en las leyendas algo de respetable, digno de honra.

La espada: símbolo de heroísmo y de pompa

Incluso cuando aquello que contienen nunca haya sucedido, entretanto ellas son reales por el hecho de revelar el sentimiento de la humanidad como Dios la creó.

Con certeza se trata de una institución sabia, el hecho de que del fondo del corazón añadimos algo de creativo a aquello que vemos, oímos y palpamos con las manos. Eso se llama poesía. Ella es un don de Dios a los hombres, y si ella encuentra eco en sus almas, alegra al mismo tiempo a los hombres y a su Altísimo Donador.

(Helene Pagès, «Deutsches Gut, Deutsche Sagen»)

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08/07/2023 | Por | Categoría: Ideal de sociedad
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