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13 de octubre: última aparición de la Virgen en Fátima (Video)

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Breve relato de lo que ocurrió en la sexta y última aparición de la Santísima Virgen en Fátima, acompañado de un vídeo con el milagro del sol y un resumen de las apariciones anteriores

Imagen Peregrina milagrosa de Nuestra Señora de Fátima que lloró en Nueva Orleans en 1972
Imagen Peregrina milagrosa de Nuestra Señora de Fátima que lloró en Nueva Orleans en 1972

Lucía exclamó: «¡Miren el sol!»

Como en otras ocasiones, la mirada de los videntes fue atraída por un reflejo de luz. A continuación, la Virgen apareció en la encina:

LUCÍA, «¿Qué quiere de mi, Señora?»

NUESTRA SEÑORA: «Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honor, que soy Nuestra Señora del Rosario, que siempre Ustedes deben seguir recitando el rosario todos los días. La guerra terminará y los soldados pronto volverán a casa”.

LUCÍA: «Yo tenía muchas cosas para pedirle: curar a enfermos y convertir a pecadores..”.

NUESTRA SEÑORA: «A algunos sí, a otros no. Deben corregirse, pedir perdón por sus pecados”. Y tomando una fisonomía más triste: «Que no ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido”.

Luego, abriendo sus manos, la Virgen las hizo irradiarse hacia el sol y, mientras se elevaba, el reflejo de su propia luz continuó siendo proyectada sobre el sol.

Entonces Lucía exclamó: «¡Miren el sol!»

La Santísima Virgen había desaparecido en la inmensidad del firmamento, y los videntes asistieron a tres escenas sucesivas: la primera, que simbolizaba los misterios gozosos del Rosario, y después los dolorosos y finalmente los gloriosos (sólo Lucía vio las tres escenas; Francisco y Jacinta no vieron sino la primera).

Vídeo encontrado en Youtube sobre el milagro del sol y un resumen de las apariciones anteriores

Vieron aparecer, al lado del sol, a San José con el Niño Jesús y a Nuestra Señora del Rosario. Era la Sagrada Familia. La Virgen estaba vestida de blanco, con un manto azul. San José también estaba vestido de blanco, y el Niño Jesús en rojo claro. San José bendijo a la multitud, trazando tres veces la señal de la Cruz. El Niño Jesús hizo lo mismo.

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Luego vino la visión de Nuestra Señora de los Dolores y de Nuestro Señor, abrumado por los dolores en el camino del Calvario. Nuestro Señor dio al pueblo su bendición, por un signo de Cruz. Nuestra Señora no tenía la espada en el pecho. Lucía sólo podía ver la parte superior del cuerpo de Nuestro Señor. La aparición final, rodeada de gloria, fue la de Nuestra Señora del Monte Carmelo, coronada Reina del Cielo y de la Tierra, llevando al Niño Jesús en sus brazos.

Mientras estas escenas se sucedían ante los videntes, una gran multitud de 50 a 70 mil espectadores presenció el milagro del sol. Había llovido durante toda la aparición.

Milagro del sol en la última aparición de la Virgen en Fátma
Momentos en que le multitud atónita contempla los movimientos del sol

Al final del diálogo de Lucía con la Santísima Virgen, en el momento en que Ella ascendía, Lucía exclamó: «¡Miren el sol!». Las nubes se abrieron, revelando el sol como un disco de plata inmenso. Brillaba con una intensidad nunca vista, pero sin cegar.

Esto duró sólo un instante. La bola inmensa comenzó a «bailar». Como una rueda gigante de fuego, el sol giraba rápidamente. Se detuvo por un tiempo antes de volver a girar sobre sí mismo, a una velocidad vertiginosa. Entonces empezó a enrojecer en sus bordes y a deslizarse en el cielo, girando y difundiendo haces de llamas rojas. Esta luz se reflejaba en el suelo, en los árboles y arbustos, e incluso sobre las caras de las personas y sus ropas, tomando tonos brillantes de diferentes colores. Animado por tres veces por un movimiento loco, el globo de fuego comenzó a temblar y a dar sacudidas, y pareció precipitarse en zigzag sobre la multitud aterrorizada. Todo esto duró unos diez minutos.

Al final, el sol volvió en zigzag al punto desde el que se había precipitado, retomando su tranquila apariencia y luminosidad habitual.

El ciclo de las apariciones había terminado.

Muchas personas se dieron cuenta de que sus ropas, empapadas por la lluvia, se habían secado de repente.

El milagro del sol también fue visto por numerosos testigos situados fuera del lugar de las apariciones, en un radio de cuarenta kilómetros.

(Ver Memoria II, p 162 ;. IV, p 348 y 350. De Marchi, p 165-166. Walsh, p 129-131. Ayres da Fonseca, p 91-93. Galamba de Oliveira, p . 95-97).

Fuente: TFP-France.org

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13/10/2023 | Por | Categoría: Fiestas religiosas
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