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Los «tolerantes» crean su inquisición

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En nombre de la libertad y de los Derechos Humanos se está creando una Inquisición Amoral 

La tolerancia mal entendida puede conducir a una persecución religiosa.

En los días que corren, muy pocas personas imaginarían que en nuestra época de “tolerancia” podrían renacer las persecuciones religiosas de los primeros siglos de nuestra Era. Sin embargo, tres hechos ocurridos el pasado mes de marzo muestran que aquello que parecía imposible se está transformando en una cruel realidad.

Pasamos a comentarlos brevemente para los lectores de este Informativo.

1.- Parlamento europeo aprueba Informe que condena a la Iglesia Católica

El primero y el más grave de ellos, ha sido la aprobación  el pasado 14 de marzo, por el Parlamento europeo, del Informe “Mujeres y Fundamentalismos”. El documento presentado por la diputada socialista española María Izquierdo Rojo, fue aprobado por 242 votos a favor y 240 votos en contra. En él se pretende equiparar la moral católica con el fundamentalismo islámico.

Según el Informe, la limitación a los derechos de la mujer constituye una, “permanente obsesión de los fundamentalismos religiosos por el control del cuerpo de las mujeres” (Síntesis de la propuesta de resolución, 2.8). Y en consecuencia “Condena cualquier control sobre la fertilidad de las mujeres, en nombre de la religión, (….); considera que las mujeres tienen el derecho de escoger si y/o cuando tienen hijos y cuantos; todas las mujeres, independientemente de la edad, tienen el derecho a la información y al acceso a los servicios relacionados con la procreación”. (Conclusiones, 5). Es decir, propugna el aborto libre y, en el caso de las menores de edad, sin el conocimiento de sus padres.

El Informe considera además que la defensa de la virtud de la pureza es una característica de los fundamentalistas: “Los fundamentalistas que se erigen en guardianes y defensores de la pureza (…) utilizan su poder para legitimarse o legitimar sus acciones, para someter a las mujeres u otros seres humanos…” (Síntesis de la propuesta de resolución, 2.3). Es decir, cualquier católico -sea padre de familia, educador o sacerdote- que pretenda formar a un niño en el respeto a la ley moral, será ipso facto catalogado de fundamentalista y se descargará contra él el aparato jurídico del Parlamento Europeo. ¿En qué quedará entonces la libertad de enseñanza religiosa en Europa, si la enseñanza de la virtud puede ser tachada de fundamentalismo?

El documento no se queda en generalidades. En él se acusa directamente a la Iglesia Católica de “discriminar a las mujeres” y “condena las administraciones de las organizaciones religiosas,(…) que promueven discriminaciones sexuales (…) y la exclusión de las mujeres de las posiciones de dirección en la jerarquía política y religiosa”, (Conclusiones, K.3). Es decir el Parlamento Europeo pretende obligar a la Iglesia a ordenar mujeres como obispos, cardenales y Papas, so pena de ser tachada de discriminadora.

La Resolución aprobada pretende que la aplicación de sus directrices no se limite a los países integrantes de la Comunidad Europea, sino a todas las naciones con las cuales la Comunidad tiene relaciones comerciales: “Solicita al Consejo que dé atención a los regímenes de países terceros con los cuales establece acuerdos económicos y comerciales, -como es en el caso de Chile- en el sentido de que los mismos no intervengan en la vida de los ciudadanos, en particular de las mujeres (…)”(Conclusiones 12).

Por último la Resolución relega las cuestiones religiosas, es decir la moral y sus preceptos, a la esfera estrictamente particular de los ciudadanos y prohíbe cualquier intento de ordenar la ley civil de acuerdo a los preceptos del Decálogo. Lo que equivale a obligar a los católicos a renunciar al carácter misionero y apostólico que la Iglesia tiene por mandato divino. La Resolución expresa que considera “lamentables las injerencias de las iglesias y de las comunidades religiosas en la vida pública y política de los Estados, particularmente cuando buscan limitar los derechos humanos y las libertades fundamentales, como en el ámbito sexual y reproductivo…” (Conclusiones D).

A partir de ahora los católicos  tendrán limitada su libertad a los estrictos límites de las decisiones privadas. O sea, la Resolución del Parlamento Europeo vuelve a reducir la religión a las catacumbas, a la espera que comiencen las persecuciones penales.

2.- Tribunal Penal Internacional: ¿Una  inquisición laica?

El segundo hecho ocurrido en el mes de abril pasado y que podrá ser un eficaz instrumento para imponer universalmente los postulados de la Resolución europea, es la constitución de un Tribunal Penal Internacional.

Nacido del Tratado de Roma, este Tribunal se encargará de juzgar, entre otros delitos contra la humanidad, aquellos que atenten contra la “salud sexual y reproductiva”. En otras palabras, el Tribunal Penal Internacional vendrá a ser una especie de inquisición laica que se encargará de investigar y juzgar -con jurisdicción universal- a las naciones o personas que atenten contra los “derechos sexuales” como el aborto, las conductas homosexuales y lesbianas y otros.

El Gobierno chileno y los parlamentarios de la Concertación han tratado de hacer ratificar por el Parlamento el acuerdo que somete a Chile a dicho Tribunal, pese al fallo del Tribunal Constitucional que estableció su inconstitucionalidad.

Llama la atención que mientras el Gobierno chileno se empeña en ingresar al Tribunal Penal Internacional, nuestra Cancillería no condena a Cuba por la violación sistemática de los derechos humanos. Singular paradoja: por una parte las autoridades nacionales se muestran implacables defensoras de todas las libertades, y por otra, muestra la mayor complacencia con un régimen que hace más de cuatro décadas esclaviza cruelmente a una nación entera, manteniéndola en una lamentable situación de miseria moral y económica. Es la lógica de estos adalides de los Derechos Humanos.

3.- Educar a los niños en la obediencia, síntoma de discriminación nacional

Por último, y dentro de los límites nacionales, el pasado 15 de marzo, la Fundación Ideas, ha dado ha conocer su “Segunda Encuesta de Intolerancia y Discriminación”, elaborada conjuntamente con el Departamento de Sociología de la Universidad de Chile. La Encuesta se “enmarca en la tarea del Ministerio Secretaría General de la Presidencia, de implementar el programa de Tolerancia y no Discriminación, a través de su División de Organizaciones Sociales (DOS)” Es decir se trata de una iniciativa auspiciada por el Gobierno para determinar las medidas públicas a ser tomadas hasta el año 2006 contra la discriminación. Esta Encuesta ha considerado como “riesgoso” y “peligroso”, el nivel de discriminación y de intolerancia que se vive en el País. Uno de los síntomas de estas graves anomalías es que: “más del 83% admitió que la obediencia y disciplina son las primeras virtudes que deben inculcarse a los niños. Y casi un 43% adhirió a que un colegio adecuado para las niñas es aquél donde puedan aprender correctamente los roles de madres y esposas”. (“El Mercurio”, 15 de marzo del 2002). Estas respuestas, del más elemental sentido común, son consideradas por los orientadores de las políticas del Gobierno, como un desconocimiento a los “derechos del niño” y, por lo tanto, una violación de los derechos humanos.

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Los hechos aquí comentados, a los cuales se podrían agregar los “manejos” previos al censo, para reducir el porcentaje de católicos en Chile, no son sino síntomas de una realidad más profunda. Los promotores de las libertades sexuales, han decidido sofocar cualquier posición religiosa o cultural.

 De este modo vemos confirmarse las previsiones realizadas por el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira, transcritas en el último libro de Acción Familia: “La Revolución Cultural, Un smog que envenena a la familia chilena”. El pensador católico declaraba, a propósito de las políticas “anti discriminatorias” del Estado: “Con eso, incluso la libertad de la Iglesia Católica corre el riesgo de ser desde ya alcanzada. En efecto, según enseñó San Pío X, la Iglesia es una Institución esencialmente jerárquica, en la cual se distinguen (o sea, se discrimina) dos clases, una de las cuales le incumbe gobernar, enseñar y santificar, y otra a la que cabe ser gobernada, enseñada y santificada (…) Esta es la distinción clásica entre la Iglesia jerárquica y docente, y la Iglesia discente. Ahora bien, de la primera no pueden formar parte las mujeres. ¿No constituye esto una ˜discriminación”?.(“La Revolución cultural, Un smog que envenena a la familia chilena”, pág. 141, Diciembre de 2001)

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El Parlamento Europeo, el Tribunal Penal Internacional y el “Programa de Tolerancia y no discriminación” del Gobierno Lagos, están preparando las guadañas para cercenar la libertad religiosa…

Queda por saber si las víctimas de esta persecución reaccionarán a la altura y con la decisión requerida. Pidamos a la Santísima Virgen que “aplastó sola todas las herejías”, que Ella inspire y suscite en el mundo católico, las energías y la fidelidad necesarias para oponerse a estas nuevas persecuciones.n

Informativo 12,  Mayo  2002

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15/05/2004 | Por | Categoría: Tolerancia

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