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Bachelet: la sonrisa y el puño

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BacheletLos chilenos enfrentamos una nueva agresión por parte del gobierno de Bachelet, al tornar obligatoria la distribución de la píldora del día siguiente para mujeres mayores de 14 años.

Una violencia moral perpetrada en nombre de la pluralidad y de la igualdad (llamada «equidad»).

Una violencia contra la ley. La Constitución asegura la protección de la vida desde el momento de la concepción. La píldora del día siguiente, impidiendo la anidación del óvulo fecundado, es frecuentemente abortiva.

También la Constitución protege el derecho de los padres a la educación moral de sus hijos, lo que es violado por las consejerías del Ministerio de Salud “que introducen una influencia extraña en el seno de la familia” y porque los padres no serán informados del uso de la píldora por parte de sus hijas.

No entendemos como una píldora abortiva pueda ser una cuestión de “salud”. Parece ser que para nuestros gobernantes el feto es una especie de cáncer, que se trata de extirpar.

Por otra parte, la Concertación ha venido propagando el uso del preservativo para evitar la epidemia del Sida y en seguida la píldora. La experiencia de los países en los que se ha realizado la distribución masiva de la píldora nos muestra un crecimiento de la promiscuidad sexual, lo que puede tornar incontrolable la pandemia.

Sin embargo, hay algo más grave que todo esto: es la introducción de una mentalidad que hace abstracción de los derechos de Dios. Sin duda, el aborto es un crimen abominable, que ofende a Dios de modo gravísimo; pero lo que parece haber caído en el Bachelet puño en altoolvido es que el sexo fuera del matrimonio también constituye un grave pecado.

Coherencia
Si hacemos un recuento de los intentos realizados por los gobiernos de la Concertación de imponer medidas que afectan gravemente a la familia, veremos que en su conjunto no se trata de salud, de equidad o de pluralidad.

Después la implantación del divorcio en Chile, se ha intentado legalizar la eutanasia, las uniones homosexuales, y la promiscuidad sexual, a través del preservativo, ahora de la píldora del día siguiente, y próximamente lo será del aborto, mediante la aprobación del acuerdo de la “Convención sobre la eliminación de todas las formas de Discriminación contra la mujer” (Cedaw). Habría una larga lista a agregar, ya que nos encontramos ante una verdadera Revolución cultural. A propósito de la píldora, el Senador Girardi, afirma: «Vamos a estudiar acciones legales no para ir en contra de ningún alcalde, sino para defender el derecho a los niñas y niños que tengan relaciones sexuales«. (La Tercera, 4 de Septiembre de 2006)

Contra los recalcitrantes, que no acepten estas medidas, existen proyectos de ley que consideran el sexo como un derecho humano, con todo lo que eso implica. Se trata, entre otros, del proyecto de Derechos Sexuales y Reproductivos, que se encuentra actualmente en el Congreso.

Para quienes no acepten la equiparación de las uniones homosexuales con el matrimonio natural, está en su último trámite el proyecto de ley de no discriminación, que castiga hasta con 5 años de cárcel cualquier “restricción por acción u omisión“ a las conductas homosexuales.

¿Cómo se puede entender esta amplia agenda de medidas contrarias a la familia?

¿Cómo se comprende que, bajo el pretexto de pluralismo, se quieran imponer a un país mayoritariamente católico estas medidas contrarias a la moral?

Marx explica esto en La ideología alemana: allí la familia jerárquica y patriarcal es llamada «familia burguesa», porque «el matrimonio, la propiedad, la familia, son los medios prácticos por los cuales la burguesía ha establecido su dominación«.

Antecesor ideológico de Marx, Robespierre, afirmaba: «La patria tiene el derecho de educar a sus hijos: ella no puede confiar esta misión al orgullo de las familias, ni a los prejuicios de los particulares, eternos alimentos de la aristocracia y de un federalismo doméstico que empequeñece a las almas aislándolas. Queremos que la educación sea común e igual para todos los franceses; no se trata de formar señores sino ciudadanos».

Michel Reptis, ex-secretario de la 4ª Internacional Comunista, declaró que «la sociedad de clase ha encontrado en la familia la célula más conservadora de su estructura«. De ahí que, según él, «en la nueva sociedad socialista mundial, los niños serán, de una cierta manera, dejados bajo la tutela de la educación colectiva, organizada por especialistas«.

La intromisión del Estado en la vida de la familia ha sido una constante de todos los regímenes totalitarios, tanto del comunismo como del nazismo.

No incurramos en la ingenuidad de separar las diferentes medidas, sino comprendamos que se trata de una política de Estado, coherente, determinada, activa, intransigente, y verdaderamente intolerante.

Observar esta coherencia en la promoción de un sinnúmero de medidas que acarrean, como consecuencia, la destrucción de la institución sagrada de la familia, nos permitirá comprender hacia dónde quieren conducirnos y cuál debe ser nuestra actitud.

La sonrisa de la Presidenta Bachelet ha producido en los chilenos un verdadero «encantamiento» irracional, que muchas veces impide ver estas realidades evidentes. Debemos abrir los ojos y comprender que tras esa sonrisa “encantadora”, también se encuentra el puño amenazante del socialismo. “Sonrío, si tú me aceptas; te aplasto, si te opones”.

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08/06/2006 | Por | Categoría: Tolerancia

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