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Tribunal europeo rechaza concepto de "laicismo" en favor de "neutralidad"

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El laicismo es una creencia filosófica. Por lo tanto, ella no puede pretender ser neutral. La neutralidad religiosa puede interpretarse de modo «incluyente», es decir capaz de reconocer la dimensión social de la religión. El caso del crucifijo en Italia.

Grégor Puppinck es el Director del Centro Europeo de derecho y justicia (ECLJ), una organización no gubernamental basada en Estrasburgo especializado sobre la libertad religiosa. Esta organización que trabaja con el Consejo de Europa y el Tribunal Europeo de derechos humanos, tuvo un papel central en la defensa del crucifijo.

¿Por qué usted se empeñó en la defensa del crucifijo?

Quedé muy sorprendido con la primera sentencia de noviembre debido a que los derechos humanos se utilizaron para desmantelar y sustituir la identidad cristiana de la Italia. Según la Corte, Italia debía renunciar a testimoniar su apego al cristianismo en nombre de la tolerancia y de los derechos humanos. El Estado debería ser laico para respetar los derechos de quienes no quieren creer. Con tales razonamientos, quienes no quieren creer pueden privar no sólo a los creyentes, sino a toda la sociedad, de su patrimonio religioso. Esta decisión era un «atentado» contra la cultura y el alma de Italia y de Europa. Ella se tornó rápidamente emblemática del actual conflicto sobre el futuro de la identidad cultural y religiosa de Europa.

¿Cómo procedieron?

El ECLJ se empeñó mucho. Como una ONG, presentamos un breve memorando a la Corte, trabajamos con los gobiernos miembros del Consejo de Europa, del mundo académico y de los medios de comunicación. Esta acción se llevó a cabo en conjunto con Italia y en particular con el Embajador de Italia en Estrasburgo, Sergio Busetto, que ha hecho un trabajo notable. El objetivo era convencer a un gran número de Estados miembros del Consejo de Europa que intervinieran ante el Tribunal Europeo en apoyo a Italia. Organizamos con este fin un seminario en el Consejo de Europa, en colaboración con la Embajada de Italia y con el Consiglio Nazionale delle Ricerche (CNR). El profesor de Nueva York, Joseph Weiler, quien habló en la audiencia en nombre de terceros Estados, fue uno de los participantes en este seminario, como el profesor Roberto de Mattei.

Intervinieron muchos países.

Por último, más de veinte países –incluyendo a Rusia– respaldaron a Italia; esto es una novedad es en la historia de la Corte. Este gesto de gran importancia muestra que el cristianismo está siempre en el corazón de la unidad europea. Gracias a esta movilización, ha sido posible demostrar que la cultura muy laica que domina a algunos países de Europa occidental no es un modelo necesario para Europa. El laicismo francés o el laicismo turco es incluso minoritario, a pesar de su complejo de superioridad.

¿La decisión ha rechazado el laicismo?

Después de haber consagrado el laicismo en su primera decisión, en noviembre de 2009, la Corte Europea ha modificado su posición al distinguir claramente entre «laicismo» y «neutralidad» religiosa. El Tribunal declaró por primera vez que el laicismo es una creencia filosófica protegida por la libertad religiosa, como el ateísmo. Por lo tanto, ella no puede pretender ser neutral. Así, la Corte siguió la opinión de los gobiernos de las partes interesadas en apoyo a Italia: «optar por el laicismo es una punto de vista político, respetable, pero no neutral; así como, en el ámbito de la educación, un Estado que apoya lo laico como opuesto a los religioso no es neutro». De este modo, el Tribunal rechazó el concepto de laicismo y adoptó el de la neutralidad.

Mientras que el concepto de laicismo es «exclusivo», es decir, que excluye a las religiones de la esfera social, el de neutralidad puede interpretarse de modo «incluyente», es decir capaz de reconocer la dimensión social de la religión. Esta dimensión social es de naturaleza cultural y no obliga a la libertad de las conciencias individuales, sino que exige que sea admitido que esta libertad se ejerza en un determinado contexto cultural digno de respeto. La Sra. Lautsi, quien originó el proceso contra el crucifijo, no quería respetar el contexto cultural italiano. La Corte contrarió esta opinión, reconociendo por el contrario que la religión mayoritaria de un país puede legítimamente tener un lugar preponderante en la esfera pública.

El Tribunal consideró «que prescribiendo la presencia del crucifijo en las salas de clase de la escuela pública, el Reglamento da la religión mayoritaria del país una visibilidad predominante en el entorno escolar». Esta primacía se justifica «tomando en cuenta que ocupa el cristianismo en la historia y la tradición del Estado» y en la medida que ella no constituya «un proceso de adoctrinamiento por parte del Estado».

La Corte ya había llegado a una conclusión similar en el marco de los cursos de cultura religiosa dispensado en las escuelas de Noruega y Turquía. Por lo tanto, en países de tradición cristiana, el cristianismo posee una legitimidad social específica que lo distingue de las otras creencias y justifica que puede adoptarse un enfoque diferenciado cuando sea necesario. Este enfoque diferenciado justifica la opción de Italia de dar un lugar destacado en las escuelas públicas al crucifijo.

Fuente: Correspondance européenne

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08/04/2011 | Por | Categoría: Política y valores
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