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Toda Latinoamérica ha optado por ignorar la inminente implosión de Venezuela

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La oposición venezolana recoge firmas el miércoles como parte de un proceso de referéndum para eliminar el presidente Nicolás Maduro. (Miguel Gutiérrez / pressphoto AGENCIA EUROPEA)

La noticia alentadora de América Latina es que las izquierdas populistas que durante 15 años han socavado las instituciones democráticas de la región y destruido sus economías están siendo expulsadas por la indignación pública a través de medios constitucionales. Cristina Fernández de Kirchner, de Argentina ya se ha ido, vencida en una elección presidencial, y en Brasil, Dilma Rousseff, es probable que sea sometida a juicio político en los próximos días.

Venezuela, un país de 30 millones de habitantes, que a pesar de tener las mayores reservas de petróleo del mundo, ha caído en un caos donde los alimentos, medicamentos, agua y energía eléctrica son sumamente escasos. Los disturbios y saqueos estallaron en varias ciudades la semana pasada, lo que obligó al despliegue de tropas. Una nación que hace 35 años era la más rica de América Latina está apelando a sus vecinos para recibir ayuda humanitaria para prevenir epidemias y el hambre.

El régimen que fomentó esta pesadilla, encabezada por Hugo Chávez hasta su muerte en 2013, parece estar en el camino de salida: no parece que pueda sobrevivir a la crisis económica y al descontento de las masas que ha creado. La pregunta es si ese cambio ocurrirá de modo relativamente pacífico o por medio de un trastorno que podría convertir a Venezuela en un estado desestabilizador de parte de la región a  su alrededor.

El gobierno chavista, ahora encabezado por el presidente Nicolás Maduro, en lugar de ceder o negociar, se aferra al poder.

Un espectáculo que tuvimos que sufrir los chilenos en al gobierno de otro socialista: Salvador Allende

Cabe destacar que la mayor parte del hemisferio occidental ignora deliberadamente esta crisis. La administración de Obama y los observadores de América Latina de Washington están obsesionados con el proyecto favorito del presidente, la apertura a Cuba. Como suele suceder, los Castro que convirtieron a Venezuela en un estado satélite se han desinteresado de su suerte porque ya no les puede regalar más petróleo.

Las esperanzas que quedan para una solución son escasas. Existe una disposición constitucional que permite un referéndum para eliminar Maduro. Pero los obstáculos para su éxito son casi cómicos: la oposición debía primero convencer a unas 200.000 personas que comparecieran a una oficina del gobierno (ahora abierta dos días a la semana) para dar fe de sus firmas en una petición. La oposición afirmó que recolectó más de 1 millón de firmas en un día. Ahora debe recoger firmas de un 20 por ciento del electorado, es decir de alrededor de 4 millones de personas.

Los legisladores venezolanos están pidiendo ayuda para encontrar entre $ 300 mil millones y $ 400 billones que estiman han sido escondidos en cuentas bancarias en el extranjero por parte de la elite chavista; el dinero se necesita desesperadamente para importar alimentos y evitar un default de la deuda externa.

Estos son los frutos del «Socialismo del Siglo XXI»: miseria, tiranía, robos… Por lo demás, de todos los socialismos, incluso del que sufrimos y estamos caminando para sufrir en Chile.


De un comentario de Jackson Diehl en The Washington Post

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04/05/2016 | Por | Categoría: Política y valores
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