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Los dirigentes del PDC, hoy como ayer, siguen sólo un modelo: Kerensky

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El Metropolitano

Nº   2 3 2 .  J u e v e s   6   d e   e n e r o   d e l  2 0 0 0
Lectores
 

Los dirigentes del PDC, hoy como ayer, siguen sólo un modelo: Kerensky

 

Luis Montes Bezanilla, Juan Antonio Montes Varas, Alfredo Mac Hale Espinosa, Alejandro Bravo Lira, Matthias von Gersdorff, Alfonso Riesco Valdés, Mauricio Vargas Lyon, José Antonio Ureta Zanartu, Fernando Antúnez Aldunate, Juan Miguel Montes Cousiño, Claudio Larenas Herrera, Francisco Zamora Duhalde, Felipe del Campo Santa Cruz, Juan Gonzalo Larraín Campbell, Carlos del Campo García-Huidobro
Chile está, una vez más, en una encrucijada, por la cual, en la elección presidencial decidirá si continuará basándose en los principios fundamentales de la civilización cristiana o si se apartará fuertemente de la Ley de Dios y de su pasado católico. Sin embargo, quienes atacan los principios cristianos, tratan, no sólo de escamotear este hecho, sino también de servirse del rótulo de tales para escapar de la derrota.

Ayer, Chile tomó conocimiento de la declaración de una decena de dirigentes de la Democracia Cristiana en apoyo a Ricardo Lagos, esgrimiendo para esto documentos pontificios. Olvidan que ya procedieron de modo parecido hace casi 30 años, cuando abrieron camino a la revolución marxista y que desde entonces la historia los señala como los seguidores de un modelo: Kerensky.

En esta encrucijada, «Acción Familia, por un Chile auténtico, cristiano y fuerte» “ entidad inspirada en la vida y obra del preclaro pensador católico Plinio Corrêa de Oliveira  – se dirige al país, pues muchos de los que debían orientarlo según la doctrina tradicional de la Iglesia, guardan silencio o se pronuncian de modo tan indefinido que es como si no tomasen posición.

Por muchos años, los adeptos de la utopía marxista – con el apoyo de la «izquierda cristiana»- trataron de imponer a las naciones la igualdad socio-económica y la proletarización, eliminando la propiedad privada y promoviendo la lucha de clases y el totalitarismo estatal.

Los marxistas aprendieron algo del fracaso de esa vía y de las derrotas que sufrieron: el contraste entre la miseria producida por el marxismo y el resurgimiento obtenido por el país bajo el gobierno anticomunista obligó a la izquierda a cesar sus ataques directos a la propiedad privada y a optar por una revolución cultural de gran envergadura  que incluye divorcio, aborto, homosexualidad y otras aberraciones. Pues corroyendo moralmente a la sociedad y aniquilando a la familia, tal revolución cultural fácilmente conducirá al régimen igualitario y anárquico que ellos ansían.
 Sin embargo, los dirigentes de la Democracia Cristiana nada aprendieron.
Al «new look» de la izquierda, ellos responden con su «old look» de Kerensky, o sea, de abrir caminos a aquella: la decena de dirigentes trata de transformar la pena de muerte para los criminales, en una discrepancia insanable con Juan Pablo II, mientras afirman que materias como el divorcio y el aborto deben ser «democráticamente discutidas», O sea, rechazan la pena de muerte para unos pocos criminales convictos, pero hallan discutible la matanza de millares de niños  inocentes en el vientre de sus madres!

Para ayudar a los católicos a formarse un juicio sobre este peligro en el presente momento, «Acción Familia, por un Chile auténtico, cristiano y fuerte» reproduce numerosas afirmaciones del Sr. Ricardo Lagos contrarías a lo que enseña pon la Santa Iglesia, lo que demuestran el grave peligro que significaría su victoria para los valores lar de la Civilización Cristiana en nuestra Patria.

Es indiscutible, pues, que el Sr. Ricardo  Lagos acepta el aborto, la eutanasia, el divorcio y la homosexualidad, lo que afecta los derechos  de Dios y los derechos básicos de la persona humana. Por tanto, como católicos preocupados por los destinos de nuestra Patria, creemos que, en conciencia, no es lícito votar por él.

Es en la perspectiva católica que debemos ver la contienda electoral, porque está en juego, más que la persona del futuro presidente, lo que éste hará en el umbral del nuevo milenio.

Nuestra convicción no cambia por el hecho de que este candidato no haya reiterado de modo público en las últimas semanas la posición de toda su vida, pues esto obviamente obedece a razones de índole electoral. Por eso no hay la menor garantía de que, tal como sucedió con Salvador Allende en 1970, la moderación usada ahora para captar votos, no sea substituida por maniobras para imponer un programa afín a los documentos citados.

Rogamos a la Santísima Virgen del Carmen, Reina de Chile, que la nación y en especial los simpatizantes de la Democracia Cristiana recuerden la dramática lección de la historia y en con-secuencia no se dejen arrastrar por sus líderes a actuar contra sus conciencias; y que así Chile elija un primer mandatario respetuoso de la Ley de Dios, de modo que entremos al tercer milenio de la Era Cristiana con el deseo de que ésta alcance en breve un auténtico y renovado esplendor.

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06/01/2003 | Por | Categoría: Política y valores

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