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¿Por qué no se debe legalizar las uniones homosexuales?

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Preguntas y respuestas:
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1.- ¿No es ser poco «cristiano» el negarle el derecho a casarse a los homosexuales?

Respuesta: Para saber lo que es cristiano y lo que no es, debemos recurrir a la doctrina católica y a las Sagradas Escrituras que nos dan las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.

En primer lugar veamos lo que dicen las Sagradas Escrituras:

A propósito de la maldad de las relaciones homosexuales, San Pablo enseña: “Por esto los entregó Dios a sus pasiones afrentosas. Pues, por una parte, sus hembras trocaron el uso natural por otro contra naturaleza. Igualmente, por otra, también los varones, abandonando el uso natural de la hembra, se abrasaron con sus impuros deseos, unos de otros, ejecutando varones con varones la infamia y recibiendo en sí mismos el pago de sus extravíos“ (Romanos, 1, 26,27)

A lo anterior, el mismo San Pablo agrega en carta a Corintios: “¿O no sabéis que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No os forjéis ilusiones. Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni afeminados, ni sodomitas, ni ladrones¦heredarán el Reino de Dios“ (Corintios, 6, 10).

En el Antiguo Testamento, también se condena la homosexualidad al punto de que Dios arrasa la ciudad de Sodoma, por no encontrarse varones que no fueran homosexuales fuera del justo Lot. (Génesis 19, 1-26).

2.- Ellos tienen derecho a ser felices también, ¿por qué no se pueden casar?

Respuesta: Si el derecho a alcanzar “la felicidad” fuese la norma y el derecho para todos, entonces se debería legalizar todo tipo de inclinaciones hacia el mal y nada debería ser prohibido, lo que es una completa aberración.

El único modo para alcanzar la felicidad en esta vida, se encuentra en el comportamiento de acuerdo a la naturaleza y a la ley de Dios. Fuera de la moral no hay felicidad sino frustración.

Es lo que enseña Nuestro Señor en el Sermón de las Bienaventuranzas, “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios“ (San Mateo, 5,8)    

3.- ¿No es una injusticia discriminar a los homosexuales impidiendo que se casen entre ellos?

Respuesta: No, puesto que existen discriminaciones que son lícitas y necesarias. La doctrina católica enseña al respecto que: “Distinguir entre personas o negarle a alguien un reconocimiento legal o un servicio social es efectivamente inaceptable sólo si se opone a la justicia.(Negar el matrimonio homosexual) no se opone a la justicia, sino que, por el contrario, es requerido por ésta“. (“Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales“, Congregación para la Doctrina de la Fe, 3 de Junio 2003).     

4.- ¿Por qué la familia se ve perjudicada con la legalización de las uniones homosexuales?

Respuesta: Porque la rebaja de su condición de única forma posible de unión matrimonial a ser una más, entre muchas otras, todas iguales ante la ley. Al respecto señala el documento del Vaticano: “Si desde el punto de vista legal, el casamiento entre dos personas de sexo diferente fuese sólo considerado como uno de los matrimonios posibles, el concepto de matrimonio sufriría un cambio radical, con grave detrimento del bien común. Poniendo la unión homosexual en un plano jurídico análogo al del matrimonio o la familia, el Estado actúa arbitrariamente y entra en contradicción con sus propios deberes“. (cf. Op. cit.)     

5.- ¿Qué puede haber de malo en el hecho de que se apruebe la unión homosexual?

Respuesta: La ley siempre educa. Si es una buena ley, ella educará para el bien, y si es una mala, como es el caso de las uniones homosexuales, ella deformará las conciencias, especialmente las de los más jóvenes.

Es lo que enseña la Iglesia: “Las leyes civiles desempeñan un papel muy importante y a veces determinante en la promoción de una mentalidad y de unas costumbres”. Las formas de vida y los modelos en ellas expresados no solamente configuran externamente la vida social, sino que tienden a modificar en las nuevas generaciones la comprensión y la valoración de los comportamientos. La legalización de las uniones homosexuales estaría destinada por lo tanto a causar el obscurecimiento de la percepción de algunos valores morales fundamentales y la desvalorización de la institución matrimonial“. (cf. Op. cit.).     

6.- ¿Negar el derecho a casarse a los homosexuales no es coartar su libertad?

Respuesta: No, al contrario. Las leyes permisivas, como lo es este proyecto, contribuyen a que las personas que están esclavizadas a sus vicios se mantengan en ellos y, por lo tanto, no puedan escapar de ese círculo. Legalizar las uniones homosexuales es incentivar la degradación de las costumbres y dificultar el ejercicio de la libertad a quienes buscan la práctica del bien y de la verdad. El Estado está llamado a favorecer el bien común, por lo tanto debe proteger la familia natural y coartar todas las otras formas de uniones ilícitas.

7.- ¿Están obligados todos los fieles católicos a oponerse al “matrimonio» homosexual?

Respuesta: Sí, la Iglesia nos enseña que: “Todos los fieles están obligados a oponerse al reconocimiento legal de las uniones homosexuales“. (cf. Op. cit., IV, 10).     

8.- ¿Puede un parlamentario católico aprobar un proyecto de uniones homosexuales?

Respuesta: No. Por las mismas razones que cualquier fiel debe oponerse a estas uniones, “los políticos lo están de modo especial . Conceder el sufragio del propio voto a un texto legislativo tan nocivo del bien común de la sociedad es un acto gravemente inmoral.” (cf. Op. cit. IV, 10).     

9.- ¿Qué debe hacer un parlamentario católico delante del actual proyecto de uniones homosexuales?

Respuesta: Un parlamentario católico no sólo debe votar en contra de este proyecto de ley, sino que además “debe expresar clara y públicamente su desacuerdo“ (cf. op. cit. IV, 10).      

10.- ¿Qué debo hacer yo, en cuanto católico y elector en contra de este proyecto?

Respuesta: Primero, informarse sobre lo que enseña la doctrina católica al respecto; segundo, proceder en coherencia. Es decir oponerse de modo “claro e incisivo“ a esta moción legal. Para ello le proponemos, entre otras mediadas legales y pacíficas que Ud. puede tomar, es colaborar en la difusión del libro «En defensa de una Ley Superior» que “Acción Familia” ha publicado. Ud. puede ver el capítulo que trata de que la homosexualidad  no es genética y que es curable.

11.- ¿Puede un cristiano criticar las conductas homosexuales, cuando la caridad nos manda ser comprensivos entre todos los seres humanos?

Respuesta: La caridad cristiana no es la mera “comprensión entre todos“, sino el querer el bien para todos. Y de todos los bienes que existen, aquél que se debe querer principalmente, para sí y para el prójimo, es precisamente la virtud moral, pues es el más importantes y duradero de ellos.  De modo que cuando un cristiano ve que alguien se aleja del bien y cae en el error, él no puede quedar indiferente ni en silencio pues no sería auténtica caridad sino criminal complicidad.

Es lo que enseña el Papa Juan Pablo II: “La doctrina católica nos enseña que el primer deber de caridad no consiste en tolerar las convicciones equivocadas, por más sinceras que ellas sean, ni en la indiferencia teórica o práctica por el error o el vicio en el cual vemos inmersos a nuestros hermanos, pero en el celo por su mejoramiento intelectual o moral, así como por su bienestar material» (cfr. Juan Pablo II, Alocución en la Catedral de Montevideo, 31 de marzo de 1987).

De este modo vemos que un cristiano no sólo puede oponerse a la legalización de las uniones homosexuales, sino que está obligado a ello en virtud precisamente de la caridad.

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18/02/2005 | Por | Categoría: Homosexualidad

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