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¿De nuevo Iberoamérica en llamas?

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Persecución chavista a los líderes de la oposición

La oposición se organiza contra ChávezMás aún, el dictador comenzó a procesar judicialmente a numerosos líderes de la oposición e incluso a antiguos miembros de su gobierno que se volvieron objetantes, por lo cual más de la mitad de los actuales dirigentes opositores están sometidos a juicio, y los demás muy amedrentados, pues los tribunales son dóciles a los dictámenes de Chávez, no respetan el debido proceso –o sea, no permiten que los acusados hagan sus descargos– y reciben órdenes públicas y directas desde el Palacio Presidencial de Miraflores.

Mientras el dictador decreta confiscaciones en serie contra categorías enteras de empresarios –como sucedió hace poco con todas las empresas relacionadas a la explotación del petróleo, a las cuales el Poder público adeuda enormes sumas– se va apoderando de partes importantes de la economía que pasan a formar parte del sector estatal, pero quedan bajo el control de mafias de funcionarios que son adictas al Presidente.

En la industria petrolera, que es estatal desde hace décadas y donde las huestes chavistas dominan sin contrapeso, lo hacen, no para administrarla en forma racional, sino para instrumentalizarla totalmente en pro de los intereses facciosos del Gobierno, sacrificando la probidad administrativa, el control de gastos, la actualización técnológica, el equilibrio financiero y la inversión, en pro de la indefinida extensión de sus tentáculos por todas las ramas de la economía, tanto en la misma Venezuela cuanto en el exterior.

Desde hace una década el Estado venezolano viene dilapidando la enorme riqueza del petróleo en gastos inspirados en un mesianismo marxista, totalmente contrario a las necesidades del País. Eso no tan es nuevo en Venezuela, antes bien se dio en varias ocasiones, sólo que en los últimos años esto adquirió un ritmo delirante, comprometiendo a fondo el futuro nacional. Cuando se desate la crisis económica que fatalmente vendrá, el descontento popular puede desembocar en estallidos de violencia como quizá América nunca tuvo. Y como si esto fuese poco, Chávez ya empezó a repartir armas de alto poder a sus huestes, lo que es casi una garantía de un futuro “baño de sangre”…

A lo anterior se suma el combate oficial a la influencia de los sindicatos legales, promoviendo en su lugar consejos de trabajadores controlados y manipulados por el Ejecutivo, y la restricción al financiamiento extranjero a las organizaciones que defienden los derechos humanos, con lo cual las entidades que podrían hacer algunas denuncias contra los abusos chavistas están de antemano maniatadas.

En esa situación, Hugo Chávez parece cada vez más un dictador, pero también parece un hombre al borde de la desesperación, que ve en cada persona, aunque sea chavista, un potencial opositor, en cada movimiento una posible conspiración, en cada queja una probable ofensa, y que en consecuencia sólo se preocupa de coartar la vitalidad de la opinión venezolana, para neutralizar a la oposición, la cual ha venido logrando avances ponderables que ponen en riesgo su permanencia en el poder. ¿Cuál será el desenlace? –Es imposible saberlo, pero el riesgo es inmenso.

Revolución en Bolivia, en el centro de Iberoamérica

Manifestación de apoyo al gobierno izquierdistaEn Bolivia, la situación es parecida, sólo que ni siquiera hay petróleo. La parte del territorio boliviano que apoya a Evo Morales es justamente la que está en crónica crisis desde hace sesenta años, paralizada, inerte, desconfiada contra todo y contra todos, con rechazo obsesivo contra cualquier superioridad, por causa de lo cual con frecuencia cae bajo la influencia demoledora y demagógica de la izquierda.

Es la parte de Bolivia con la población más numerosa, pero la que produce menos y la que se queja más, donde predomina el estancamiento, que se prolongó desde los años 50 durante generaciones, con algunos cortos intervalos. El problema se origina en el rechazo a las élites instigado en esa época por las agitaciones populistas e izquierdistas, que postraron a la región altiplánica, ahuyentaron a las clases pensantes y cultas y dejaron de legado un colectivismo agrario fracasado y ruinoso, y multitudes de indígenas en campos y ciudades, muchas veces sin trabajo y amargados por una situación de la que son culpables, aunque no los principales.

Por el contrario, la parte donde prepondera la oposición, es la más dinámica, pujante y organizada, la que en el lado oriental ha crecido y progresado más durante las últimas cuatro décadas, con el efecto de tender a asumir un liderazgo… que no es soportado por aquellos que habría que liderar. Una región, por tanto, que aspira a cierta autonomía, pues no es razonable que los más capaces se sometan totalmente a los que lo son menos, pero quienes deberían concordar con darla son justamente aquellos que nunca lo harán.

En ese clima surgió Evo Morales, líder indígena que de inicio se presentó como moderado, pero que ya se declaró marxista y leninista; que originalmente echó raíces y logró popularidad en el medio indígena debido al apoyo de sectores del clero, mas que recientemente empezó a mostrar mucho menos afinidad con la población católica, incluso con la de izquierda. Es siempre así, los sectores progresistas del clero apadrinan líderes que, cuando adquieren importancia, les dan la espalda a los protectores de ayer y se alían con los que van aún más lejos en su rebelión social.

La ocupación constante de Evo Morales ha sido desde el comienzo de su gobierno lograr más y más poder, así como privar de poder y de toda forma de influencia a los que se oponen a la colectivización y al indigenismo exacerbado. La autonomía es cercenada, los opositores son perseguidos, las votaciones son cada vez más falseadas, las denuncias del Presidente contra supuestas conspiraciones son constantes, pero nunca demostradas, los ataques y amenazas contra los defensores de la propiedad y de la empresa son cada día peores y las relaciones de Morales con Chávez son cada vez de una dependencia más profunda.

Obviamente, por el camino que Bolivia sigue actualmente, el conflicto social y racial desatado no está muy lejos, la integridad territorial no está nada garantizada, la crisis económica se vuelve cada día más plausible, y en esas circunstancias Hugo Chávez en cierto momento alegará que su deber es acudir en apoyo a Morales, con armas, contingentes militares, dinero, estrategas y evidentemente guerrilleros, para reprimir a la burguesía y garantizar el “triunfo popular”.

Ése podrá ser el fulminante que precipite la explosión o una cadena de explosiones, o sea, el detonar de uno de los conflictos en América Latina ansiados por el Che Guevara hace más de cuarenta años, justamente en el país él eligió para intentar su criminal quimera, el cual es, por así decir, el corazón del Continente, desde donde procurará expandirla a las demás naciones. ¿Tendrán los marxistas algún éxito? ¿O a medida que se vaya revelando el perfil odioso de los revolucionarios actuales, nada diferente de los de hace cuarenta años, se irá revelando también el perfil resuelto y combativo de gran parte de la población local por una Bolivia grande, porque cristiana, dinámica y esforzada?

Argentina, una esperanza frustrada

Néstor y Cristina Kirchner: prestigio en caída libreLa situación de Argentina tiene lados muy peculiares en Iberoamérica. Uno es la índole conservadora y la religiosidad de su pueblo, otro es una gran homogeneidad racial y cultural, lo que se une a haber tenido durante varias décadas –las últimas del Siglo XIX y las iniciales del XX– una gran prosperidad y una categoría excepcional, todo lo cual llevó a muchos a considerarla como la nación con más futuro en el Continente. De ahí el notorio interés revolucionario por hundirla, lo que comenzó en los años 40 con el advenimiento de Juan Domingo Perón, quien fue elegido Presidente en tres ocasiones, fuera de otros gobiernos ejercidos después de su muerte por algunos de sus seguidores.

El peronismo es un enorme conjunto en el cual coexisten muchas corrientes, algunas de centro y otras más numerosas y fuertes de centro-izquierda e izquierda, éstas últimas muy proclives a la agitación social, a la demagogia y al igualitarismo, en general asociadas al movimiento sindical. Las relaciones entre esas corrientes es una mezcla de rivalidad, competencia y componendas, siendo que en todas ellas penetra en abundancia el aprovechamiento de los recursos del Estado para ellas mismas, la corrupción administrativa y el aumento del gasto fiscal realizado para seducir a las masas. Normalmente el Partido Radical hace de opositor al peronismo, pero en realidad más parece un discípulo poco dotado, que sólo por excepción consigue llegar al Gobierno.

De ese modo, normalmente la facción del peronismo que se toma el Poder, lo utiliza en primer lugar para fortalecerse y conseguir aliados estables, para consolidar su predominio, y con este fin utiliza también la corrupción administrativa y un populismo desenfrenado. Naturalmente, como ese esquema demanda gastos enormes, la tendencia continua es el alza de los impuestos y de los controles fiscales, así como el aumento de la burocracia estatal, con lo cual se produce la erosión económica del sector privado y una hipertrofia del sector público.

Cuando en los años 70 se produjo una reacción contra el socialismo en diversos países de América, Argentina tuvo varios gobiernos militares anti-comunistas, pero éstos no contrastaron mucho con peronistas y radicales, salvo por su acentuado autoritarismo y por la disparatada guerra de las Malvinas, en 1982, lo que llevó al país, después de la derrota en ésta, de nuevo a las manos alternadamente de radicales y peronistas, con un fuerte desprestigio del elemento castrense.

Se sucedieron varios gobiernos, que trataron de suscitar esperanzas y a menudo terminaron en medio del descontento popular, hasta que, en 2001 el Presidente radical Fernando de la Rúa renunció al cargo, siguiéndose varios Presidentes efímeros, todos del peronismo, pero de diferentes corrientes. En 2003 fue elegido Néstor Kirchner, quien había sido gobernador de la provincia de Santa Cruz, en el extremo sur. En la primera votación, de las dos que normalmente hay en una elección presidencial, Kirchner venció por pequeña ventaja, mas en la segunda fue apoyado por otras corrientes peronistas, que le dieron la victoria final y que de algún modo comparten con él fracciones de poder.

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18/07/2009 | Por | Categoría: Situación Internacional
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