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Paranoia demoledora en el Parlamento (Podcast)

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efectos marihuana cannabis

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En las semanas recientes, la Cámara de Diputados y el Senado han demostrado una verdadera perturbación psiquiátrica.

Mientras la Cámara aprobaba por mayoría el proyecto de legalizar el cultivo y la tenencia de marihuana, el Senado, por su lado, penalizaba aún más la ley anti tabaco, ¡como si fumar cigarrillos fuese más dañino para la salud que drogarse con psicotrópicos!

Las consecuencias del proyecto son consideradas alarmantes y gravemente dañinas por la unanimidad de los especialistas en la materia, en especial de aquellos que estudian los problemas de la juventud.

De acuerdo al Drug Abuse Warning Network, la marihuana es la principal razón de visitas a las urgencias de los hospitales, por encima de todas las demás drogas combinadas. Su consumo permanente está asociado a enfermedades de pulmón y a cáncer, y aumenta el riesgo de sufrir un infarto. Además, los accidentes de tráfico asociados al consumo de marihuana, sólo en Colorado, Estados Unidos, aumentaron un 100% entre 2007 y 2012.

Por otra parte, el XI Estudio Nacional de Drogas en Población General de 2014, encargado por el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), detectó que el uso del psicotrópico en los jóvenes en edad escolar, entre 12 y 18 años, el año pasado, dobló las cifras de 2012 (subió de 6,7% a 13,5%).

El médico chileno, Doctor Raúl Schilkrut, especialista en adicciones, ante el debate sobre la legalización del autocultivo, denuncia: «Esta ley aumentará la oferta de marihuana en medio de una ‘epidemia’ de uso juvenil».

Ahora, al permisivismo de la Cámara de Diputados se suma el prohibicionismo draconiano del Senado al uso del tabaco, cuyo plenario aprobó un endurecimiento de la Ley Antitabaco, que implicará duplicar el tamaño de las advertencias que se hacen hoy –cubriendo las cajetillas en un 100% con imágenes y mensajes sobre sus riesgos- prohibiendo además el uso de vainilla y mentol. Ante estas duras medidas, la empresa Bat Chile (British American Tobacco) anunció el cierre de sus operaciones en el país.

Lo anterior significará el aumento de la cesantía y la pérdida de las inversiones de esa empresa junto con el perjuicio de los numerosos productores de tabaco en Chile, quienes perderán sus cosechas.

Un asesor de la Policía norteamericana, el Sr. Louis Anemone, en visita técnica a Santiago, recomienda «tolerancia cero»

Por su parte las Vicepresidentas del Senado y de la Cámara de Diputados presentaron un proyecto de ley para incluir el derecho de los alumnos y alumnas a que se “respete su orientación sexual o identidad de género en las escuelas”, y “a desarrollarse en un ambiente educativo tolerante, no discriminatorio e inclusivo”. Lo cual evidentemente promoverá las actitudes o gestos transexuales en niños menores de edad e impedirá a los colegios cualquier acción restrictiva a tales manifestaciones.

¿Cómo se puede explicar esta absurda contradicción parlamentaria?

Es que los parlamentarios socialistas, autores de estas iniciativas, quieren dirigir a su antojo el comportamiento de los chilenos. El omnipotente Estado quiere indicarnos que podemos consumir marihuana, pero no sal; que se puede abortar, pero no consumir azúcar; que los niños pueden ser transexuales, pero sus padres no pueden fumar un cigarrillo y otras tantas contradicciones del mismo género.

***

Mientras se configura este panorama, la violencia en la Araucanía y la inseguridad ciudadana crecen diariamente en todo el país.

Recientemente la Embajada de Estados Unidos en Chile emitió una alerta de seguridad para que los norteamericanos que viajen a Santiago se cuiden de la delincuencia.

Sin embargo, los mismos parlamentarios que controlan tan celosamente lo que podemos consumir, no quieren autorizar a los Carabineros a que pidan su documentación a los sospechosos; y las autoridades incumbidas de la seguridad pública, no toman ninguna medida eficaz para revertir la situación en este verdadero paraíso de los delincuentes que se ha convertido Chile.

Al respecto, un asesor de la Policía norteamericana, el Sr. Louis Anemone, en visita técnica a Santiago, fue entrevistado por un diario de la capital. Transcribimos algunas de las preguntas y respuestas por el interés que revierte el tema en nuestros auditores.

«En Nueva York, tenemos una vez al mes una reunión con los vecinos de cada barrio, hay 77 personas escuchando en toda la ciudad a los vecinos y palpan, cara a cara, cuales son los temores de la gente. A la vez les comunican a esas personas lo que se está haciendo para combatir ese miedo. A la gente no se le puede engañar porque sabe y ve lo que está pasando en los barrios. Bratton, el comisionado de policía, nos ordenaba: ‘reduzcan el miedo’. Le preguntábamos ‘¿cómo lo hacemos?’ y la respuesta era ‘hagan su trabajo mejor hoy de lo que lo hicieron ayer’.

“Poco a poco se acabaron los gritos en las reuniones de trabajo y la gente estaba feliz, porque desde sus casas no escuchaban los balazos y en las calles no veían a los tipos vendiendo drogas. El diario New York Times no nos creyó, salió a entrevistar a la gente y se dieron cuenta de que lo que decíamos era verdad. Quienes estuvieron en 1992 o 1993 en Nueva York, hablan de un milagro».

-Usted habla de disparos y venta de drogas, que son delitos de mayor gravedad. Pero, a la sensación de inseguridad también contribuyen hechos que no son tan graves como, por ejemplo, presencia de grafiteros o gente bebiendo alcohol en la vía pública…

«La respuesta es una sola: tolerancia cero. Nuestra experiencia nos indicó que gente que pintaba grafitis, o que generaba bulla, cuando los arrestábamos algunos portaban drogas, otros andaban armados, otros tenían prontuario. A veces por encerrar a alguien por un grafiti, sacamos a un ladrón de las calles».

-¿Qué tan amplia o restrictiva debe ser la autoridad de la policía para un control preventivo de identidad? En Chile existe un debate sobre su alcance.

«El último año en Nueva York se dio la misma discusión sobre las facultades para detener, interrogar y registrar a un ciudadano. De alguna manera, en los últimos ocho años abusamos de esa autoridad, pero ahora el nuevo comisionado de policía ha dicho «no nos quiten esa autoridad, porque necesitamos la mayor cantidad de autoridad posible, pero como jefe voy a garantizar con mi puesto que los policías que trabajan para mí van a hacerlo bien. Doy garantías que mis policías no van a abusar». Es una facultad que tuvieron durante mucho tiempo, pero que la usaron a veces de mala manera, pues estaban muy presionados y eso no está bien».

-¿Usted lo considera un elemento relevante para lograr bajar la sensación de inseguridad?

«Creo que la policía debe tener la autoridad para hacer su trabajo, que es reducir el crimen y la sensación de crimen. Y también rendir cuentas sobre ello».

-¿Cuál es su visión respecto de lo inverso; es decir, de las garantías del ciudadano frente a la acción policial?

«Si yo policía lo detengo de forma educada, me identifico y amablemente le pido su documentación, ¿cuál es el problema? Y si usted no tiene situaciones extrañas, lo dejo ir. ¿A quién se hizo daño con eso? Pero si pongo las manos encima de la persona, le hablo de manera no educada, es distinto. Hay una amplia responsabilidad de todo jefe en la policía de hablarles y entrenar día a día a sus oficiales. Siempre hay un tema que debe ser reforzado».

Esperemos que las autoridades nacionales aprovechen de los sabios consejos de especialistas norteamericanos que consiguieron pacificar Nueva York y calmar a las familias, con una sana política de “tolerancia cero” al crimen.

Hasta aquí nuestro programa semanal orientado a su familia.

 

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26/07/2015 | Por | Categoría: Revolución Cultural
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