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Entre la solemnidad y el corazón

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La Basílica de San Pedro en Roma, la magnificencia del culto católico
Cuando entro en San Pedro en Roma me siento como en casa, abrazado por la belleza

Algunos dicen que quieren liturgias más sencillas, ya que la Iglesia tendría que quedarse con los pobres; mientras que los pobres, los de verdad, aman la solemnidad, porque les hace sentir que tienen un lugar, al menos en la magnificencia de Dios.

Es necesario ser como niños para amar la liturgia.

Sólo los arrogantes, los cínicos, los que se sienten autosuficientes son indiferentes a su encanto.

Los niños disfrutan de la grandeza de forma espontánea.

Porque saben que son pequeños.

De hecho, ellos saben que el grande protege al pequeño, le permite ser él mismo.

Ellos son los que quieren aparecer grandes y que no pueden soportar que exista otro grande a su lado.

Son los enanos, no los niños, que quieren reducir todo a su tamaño.

Las vestiduras magníficas, una arquitectura impresionante, los gestos arcaicos, las palabras arcanas no sirven para decirte que eres pequeño.

Es obvio que eres pequeño.

Sirven para decirte que eres parte de algo grande.

El objetivo no es aniquilar, sino hacerte sentir que en toda esa magnificencia hay un lugar.

La Archi Basílida de San Juan de Letrán es la catedral de la diócesis de Roma y del Papa
San Juan de Letrán es un palacio, pero es mi casa, entonces yo soy un rey

No eres un número.

Piensa en los palacios del poder, las liturgias del poder.

En la sede de bancos, de las corporaciones multinacionales.

Allí todo es pensado para dar miedo, para decir: usted no vale nada.

Pero cuando entro en San Pedro en Roma me siento como en casa, abrazado por la belleza.

En la catedral de Orvieto siento la mano del Creador que me cubre, me acaricia y me dice: “Amigo mío sube más arriba. «

San Juan de Letrán es un palacio, pero es mi casa, entonces yo soy un rey

O su hijo.

Majestad que no oprime, grandeza que no humilla.

A los orgullosos no les gustan las misas solemnes.

Y es una paradoja, porque ellos dicen que quieren liturgias más sencillas, ya que la Iglesia tendría que quedarse con los pobres; mientras que los pobres, los de verdad, aman la solemnidad, porque les hace sentir que tienen un lugar, al menos en la magnificencia de Dios. La misa solemne dice a los pobres que hay un poder mayor que el que les ha negado el pan y la esperanza.

Y eso les da la oportunidad de esperar de nuevo.

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24/04/2023 | Por | Categoría: Ambientes Costumbres
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