Para los fanáticos de las novedades en la Iglesia: famoso publicista analiza símbolos e instituciones católicas tradicionales desde el punto de vista del marketing como las más eficaces.

Hace algunos años, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil invitó a Alex Periscinotto para darles una charla.

Como fundador y propietario de la empresa de marketing que crea la publicidad de las grandes empresas que operan en Brasil, ellos pensaban que les daría un buen consejo para dar a conocer las actividades de la Iglesia y dar una mejor imagen de la Institución, a fin de detener el flujo creciente de las personas que abandonan la Iglesia y que se unen a los evangélicos.

Doscientos representantes ‒entre obispos, sacerdotes, monjas y laicos‒ asistieron a la sesión y esperaban que el experto les aconsejaría pintar sus iglesias colora rosa, deshacerse de estatuas fuera de moda en los altares, producir una explosión de música rock a través de los altavoces, etc.

Para su asombro, Alex Periscinotto les dijo que lo único que tenían que hacer era ser fieles a sí mismos y utilizar los instrumentos que la Iglesia siempre ha utilizado en el pasado. Cito:

“La primera herramienta de marketing que el mundo conoció, dijo Periscinotto, fue la campana, y era la más fuerte, porque cuando sonaba, no sólo alcanzaba al 90% de los habitantes, sino también modificaba el comportamiento personal de cada uno.

Ustedes inventaron una herramienta que, en el marketing comercial, todavía usamos mucho y que llamamos ‘display’. Display es algo que usamos para enfatizar, proponer con fuerza algo a los demás. Cuando todos los tejados de las aldeas eran bajos, ustedes construyeron altísimos techos, seis veces más altos, y pusieron un campanario al lado. Eso se hizo a propósito, para que cuando alguien llegara cerca de la ciudad, pudiera decir: ‘ahí está’.

“También inventaron el primer logo ‒logotipo es algo que usamos mucho para hacer más conocida una marca‒ y el mejor de todos los logotipos es la cruz. Y ese logotipo siempre se colocó en la parte superior del display, de modo que nadie se dejara engañar: es la Iglesia Católica. Este logotipo que inventaste es tan bueno que Hitler, para movilizar sus columnas, la tomó, sumado cuatro pequeñas colas a ella y casi ganó la guerra.

“La campaña de promoción también fue una invención religiosa. ¿Qué es una procesión? Para un pequeño pueblo en el campo no hay nada más promocional que un evento para el día de Nuestra Señora.

¿Por qué la Iglesia ha instituido fiestas a lo largo del año?

Nosotros, publicistas, cuando organizamos un evento promocional usamos mucho de lo que nos enseñasteis. Ponemos estandartes, banderas, vestidos especiales para los representantes, tratamos de crear una mística comercial, pero la nuestra no es tan rica como la vuestra.

“Por desgracia, cambiaron la forma en que la Santa Misa es celebrada. Hoy en día la Misa no es más en latín y el sacerdote no le da la espalda al público. Pero tengo una muy mala noticia para darles: mi madre nunca pensó que le estaba dando la espalda a ella; ella pensaba que estabais mirando a Dios. A ella le gustaba el latín, a pesar de que no entendía nada. Para ella, era un lenguaje místico con el que ustedes hablaban con Dios y se sentía privilegiada y recompensada por haber permanecido en su lugar, de rodillas durante una hora. Este cambio en la Santa Misa, en mi opinión, fue un tremendo error. Puedo estar equivocado, pero yo lo analizo desde el punto de vista de un publicista.

“Todo lo que inventasteis tenía una oferta, algo para divulgarse. Su producto se llamaba, se llama fe. Y tengo una muy buena noticia para darles. Ese producto está en gran demanda en nuestros días en el mercado. Pero ¡ay! Ustedes hablan más sobre la política que sobre el producto que anuncian, la fe”.