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Abandonar la tradición significa cortar sus propias raíces

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El Chile del ayer manifestaba su fe en las calles de sus ciudades
Procesión del Corpus Christi, plaza de Armas de Santiago, alrededor de 1900

La tradición es la condición del verdadero progreso en todos los campos. Su abandono equivale a cortar las raíces de los pueblos y de cualquier desarrollo humano.

Alocución de Pablo VI a sus coterráneos de Brescia, el 26 de septiembre de 1970:

«Permitid que un conciudadano vuestro de ayer rinda homenaje a uno de los valores más preciosos de la vida humana y más descuidados en nuestro tiempo: la tradición.

Es un patrimonio fecundo, es una herencia a ser conservada.

“Hoy las nuevas generaciones tienden completamente hacia el presente, o más bien hacia el futuro. Y está bien, siempre que esta tendencia no oscurezca la visión real y global de la vida; porque, para gozar del presente y preparar el futuro, el pasado nos puede ser útil y, en cierto sentido, indispensable.

¿Por qué defender la Tradición, la Familia y la Propiedad?

El alejamiento revolucionario del pasado no siempre es una liberación, sino que con frecuencia significa cortarse sus propias raíces.

Para progresar realmente y no decaer, es necesario que tengamos el sentido histórico de nuestra propia experiencia. Esto es verdad hasta en el campo de las cosas exteriores, técnico-científicas y políticas, donde el curso de las transformaciones es más rápido e impetuoso; y lo es más aún en el campo de las realidades humanas, y especialmente en el campo de la cultura; lo es en el de nuestra Religión, que es toda ella una tradición proveniente de Cristo».

Insegnamenti, vol. VIII,pp. 934-944.

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23/02/2023 | Por | Categoría: Formación Católica
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