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Italia: la crisis de identidad del Occidente según el presidente del Senado

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Chile está siguiendo los pasos de una Europa que se está auto-demoliendo por el abandono de los principios cristianos. Las declaraciones del Presidente del Senado Italiano -un no creyente- son una lección para nuestros «avanzados» criollos.

En un discurso pronunciado en la «Fundación para el análisis y los estudios sociales» (FAES) en Madrid, el 4 de Julio de 2005, el presidente del Senado italiano, Sr. Marcello Pera, denunció la crisis de identidad causada por el relativismo cultural que afecta al Occidente en su conjunto.

Para dejar el camino caracterizado por la pérdida progresiva de esta identidad, el presidente del Senado ha mostrado la necesidad de referirse a los valores, en particular a los valores cristianos. Destacando que no es creyente, sino laico, y no laicista, el Presidente Pera ha precisado: «Se define como laico quien no pertenece a una religión o a una confesión específica; mientras que el laicista es quien, en nombre de laicidad del Estado y de la política, acaba imponiendo una religión de Estado y una religión política propias«.

Este pensamiento laicista, en Italia, ha impuesto la organización del plebiscito sobre la procreación asistida y la manipulación de los embriones; plebiscito que ha sido derrotado estruendosamente «gracias a una alianza, que no era clerical en nada, entre la Iglesia, el sentimiento profundo de los italianos y una minoría de laicos no laicistas».

En España las cosas han evolucionado de modo diferente. Allí, el ataque se ha dirigido en contra de la idea misma del matrimonio «a través de una maniobra de tenazas. De un lado, el divorcio express; de otro, el matrimonio homosexual». Según el presidente del Senado no se trata «de conquistas civiles o de medidas contra las discriminaciones o de una ampliación de la igualdad», sino más bien del «triunfo de este laicismo que pretende transformar los deseos y, a veces, aún los caprichos en derechos fundamentales del ser humano».

Un laicismo «anti-histórico y además peligroso» del cual Europa es víctima. Esta misma Europa que en su Constitución, prohíbe la «clonación reproductiva», abriendo las puertas a la clonación terapéutica y, con ella, a todas las formas de experimentación con embriones. O esta Europa que, en el Preámbulo de esta misma Constitución, reconoce el «derecho de casarse y de constituir una familia» sin precisar de quién con quién, legitimando así, aún después de su muerte, legislaciones como la que fue introducida en España.

O aún esta Europa que, en el Preámbulo de esta misma Constitución, afirma que se inspira en sus «herencias culturales, religiosas y humanistas» y que, en el preámbulo a la segunda parte del mismo texto, cita su «patrimonio espiritual y moral», sin especificar nunca de cual religión y de cual Fe proviene.

Creo que esconder nuestra tradición cristiana constituye no solamente un homenaje al laicismo sino también un paso en falso. Quienes lo han tornado posible con mayor eficacia pagan hoy el precio. Frente a la crisis de Europa, y a su sentimiento de duda, de inseguridad, de desconfianza y de miedo que se extiende entre nuestros conciudadanos, renace, de modo evidente, el sentimiento de lo sagrado, una apetencia de Fe, un deseo de espiritualidad«.

«Correspondence européenne» de 31.8.05

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01/09/2005 | Por | Categoría: Decadencia Occidente

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